miércoles, 12 de febrero de 2020

JOAQUÍN FERRÁNDIZ VENTURA. "El asesino de Castellón"

Actualmente vivo y cumpliendo condena, Joaquín Ferrándiz era un empleado modelo de una aseguradora, alto, bien parecido, con estudios y siempre vestido con total corrección.



Esperaba a que sus víctimas se desnudaran, o las desnudaba él tras someterlas a golpes. Luego las estrangulaba para sentir la excitación que le daba matar.

El número total de víctimas fueron 5 mujeres, 2 se salvaron por muy poco.

Actuó en los años 1995 y 1996. Tras esa fecha tuvó 2 intentonas fallidas, que fueron las que llamaron la atención de la policía.


En 1998, una joven de 19 años, Lidia Molina, que afirmaba que un hombre había intentado secuestrarla. Ferrándiz la había atacado por detras, intentando reducirla, a lo que la joven se resistió. Ella comenzó a gritar y defenderse. Ante su resistencia Ferrándiz intento estrangularla, haciéndola perder el sentido. Pero los gritos habían alertado a un vecino que le increpo en la calle. El adució que era su novia, que le había puesto los cuernos y le estaba dando el merecido castigo. Mientras se entablaba una fuerte discusión entre ambos, Lidia recuperó el sentido y salió corriendo. No sin antes apuntar la matrícula para después poner una denuncia contra Ferrándiz.

Ferrandiz dió otra versión a la policia. Dijó que ella se había puesto histérica al verle orinar en la calle, y que por eso la metió en el coche a ver si intentaba calmarla. Pero Ferrándiz ya tenía antecentes sospechosos. Había sido condenado ya por violación en el año 1990, pero salió de la carcel 6 años después por buena conducta. En el año 98 había golpeado con su coche la moto que conducía María José, de 18 años. Ferrándiz se ofreció solícito a llevarla al hospital. Ella montó en el coche pero en vez de llevarla al hospital, la traslado a una zona intransitada, dónde la violó.

Su análisis psicológico rebeló su personalidad psicopática, que no acepta la responsabilidad de sus actos, es un mentiroso patológico y tiene incapacidad para experimentar emociones profundas.

Sin embargo, tenía novias y relaciones sexuales normales con ellas. Lo que realmente le impulsaba a matar era la sensación de poder que le causaba. Le excitaba el control, y la superioridad sobre las mujeres. No hay mayor prueba de humillación que desnudar a una mujer y atarla con su propia ropa interior.

Ferrándiz llevaba una vida gris, muy aburrida. Necesitaba emociones fuertes, que su vida cotidiana no le daba. Elegía a mujeres simplemente porque eran más debiles y podía ejercer su dominio sobre ellas.

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